Qué hacer con las manos al hablar en público (parte 1)
El gesto con el brazo debe pronunciarse con amplitud, y en general rompiendo las simetrías. Si observas los monumentos erigidos en honor a los oradores, siempre los verás representados haciendo amplios movimientos con los brazos, nunca con los dos brazos en igual posición. Esto se verifica desde las estatuas de Cicerón a las de Savonarola. Esto no significa que nunca puedan estar los brazos simétricos, sino que deben estar sólo la menor parte del tiempo.
Aquí adquiere verdadera importancia el principio de “que no se note que hay una técnica detrás de todo esto”. Nada más molesto que ver a un orador floreado, que hace del ornato con los gestos algo premeditado, medido, aprendido.
El ex presidente de Uruguay Julio María Sanguinetti es conocido por ser un buen orador. Sin embargo, el hecho de que alguien sea reconocido como buen orador es de por sí una falencia. En sus gestos sobreactuados se pierde naturalidad, la oratoria es efectiva en tanto no se note que hay una técnica detrás. Los gestos deben hacerse de forma tal que no se note que estamos intentando realizarlos correctamente.
Cuando el alumno es tímido para exagerar los gestos con el brazo le hacemos colocar perfume en las muñecas. Al grito de “¡que se huela desde la última fila!” la persona gestualiza con mayor amplitud. ¡Funciona!
Los alumnos tienen, por lo general, el problema de no saber qué hacer con las manos: la solución es bastante sencilla. Debemos adquirir el hábito de hablar también con las manos mediante prácticas en cualquiera de nuestras conversaciones.
Si estás hablando por teléfono llévate una mano al pecho cuando hagas referencia a ti mismo, extiéndela cuando hagas referencia a otra persona. Al principio te sentirás un robot haciendo gestos forzados. A los pocos días el brazo se moverá naturalmente sin pedirte que le prestes ninguna atención. No vas a poder hablar sin que el brazo se mueva.
¿Le agregamos arte a todo esto? Bien. El movimiento con el brazo se hace con amplitud y al tiempo que decimos la oración, el remate con la mano se hace a destiempo. Brazo y mano son dos partes diferentes del movimiento.
Es importante filmar las prácticas de los alumnos para que ellos mismo puedan verificar si continúan siendo interesantes una vez que le quitan el volumen al video.Si no te mueres de ganas de encender nuevamente el volumen para saber qué está diciendo el orador, hay que mejorar la caracterización.
Por ejemplo, mientras digo que “nunca nos habíamos visto en una situación de semejantes características” puedo hacer un gesto de brazo (al mismo tiempo que digo todo eso), y cuando le agrego “tan urgentes” hago otro gesto con la mano, un segundo antes o un segundo después. El gesto con la mano es a destiempo.
Pero, ¿cómo son exactamente los gestos que tenemos que hacer?
Respuesta: como te resulten más cómodos. Pueden variar todo lo que quieras dentro de los parámetros que estoy mencionando. Incluso hay oradores que gustan de hacer movimientos con los dedos, movimientos que realmente le agregan atractivo al discurso. Va a ser especialmente importante que revises los videos que acompañan este texto.
A propósito: recuerda que uno de los principales elementos que hacen que el discurso sea atractivo es que sea fácil de comprender. Los gestos contribuyen precisamente a eso: le vamos dando al público indicaciones gestuales que le avisan cuando debe prestar atención y le señalan las cosas importantes. Este concepto se repite durante todo el libro.
Este detalle me parece formidable: golpecitos del puño sobre la mesa o del taco contra el piso. Se utilizan a destiempo y me parecen adecuados para colocar cuando manifestamos que algo ha ocurrido o cambiado súbitamente.
Por ejemplo: “hemos estado planificando las operaciones comerciales de la empresa durante meses de forma de ajustarnos a las normas vigentes y de un momento para otro (pausa)… (¡TOC!) ¡el gobierno modifica las leyes y tenemos que hacer todo el trabajo de nuevo!”. Sí, TOC es el golpecito con el taco o con el puño.
También quedan perfectamente bien al marcar coincidencias: “venía caminando muy preocupado por la conferencia que tengo que dar en dos semanas cuando levanto la mirada y… (¡TOC!) ¡tenía ante mis ojos este libro de oratoria! Estaba allí, esperando por mí en la vidriera de una librería.”
A propósito y ya que estamos hablando sobre los tacos: hay un ruido que por algún motivo distrae y molesta de un modo particular. Se trata del ruido del calzado del orador mientras camina. Tacos de madera o suelas de goma que rechinan al apretarse contra el suelo se vuelven insoportables para los oídos; hay pisos y suelas que definitivamente no son compatibles. Este es uno de esos pequeños detalles que debes verificar cuando vayas a controlar que todo esté en orden en la sala. Ve con el mismo que te vas a presentar y verifica que no suene demasiado mientras caminas.